14-15 de enero'12. La Cabra Mocha 2012. ST. SEBASTIÀ DE M.
Publicat: dg., 22 gen. 2012, 01:32
Ayer arranqué con la crónica del pasado finde... Pero son tantas las ganas que tengo de colgarla, que de momento colgaré la primera parte...! Je, je, je...
Y así, todo aquél que guste, ya puede ir leyendo algo de la fantástica salida que nos marcamos...
Espero que os guste...!!
La Cabra Mocha 2012. SANT SEBASTIÀ DE MONTMAJOR.
PRÓLOGO
En estos momentos –pasan cinco minutos de las doce de la noche, del sábado veinte uno de enero-, hace prácticamente una semana… me acostaba dispuesto a pasar –lo más rápidamente posible- una de las noches más largas del año.
En estos momentos… hace una semana que me acostaba ilusionado, emocionado… y con un cosquilleo en las pelotillas, que sólo lo puede provocar la agitación previa a una salida muy especial…
La Cabra Mocha!!
He tardado una semana en encontrar el momento para sentarme y posar mis torpes dedos sobre el teclado… pero por fin lo hago, dispuesto a relatar –cé por bé- los hechos que acaecieron el fin de semana del catorce al quince de enero… cuando unos cuantos de la colla nos dispusimos a vivir la tercera edición de éste especial evento que organizan los amigos de DruÏdes Moto Grup, en Sant Sebastià de Montmajor.
Un año más –y espero sinceramente no perderme nunca ninguna edición-, llegaba el que es –para mí- el evento de fin de semana más anhelado del año…!
La popular, ansiada, y venerada…
…Cabra Mocha!!!
Y éste año, después de vivir dos ediciones –digamos- suaves… por fin se esperaban temperaturas propias de una invernal de verdad! Que ya tocaba!!! Je, je, je…
Pues un frente polar se acercaba desde hacía días… y nos las prometía bien bajitas –las temperaturas-, para la noche del catorce al quince.
Así que después de preparar los calzoncillos con capucha, y los calcetines de cuello alto… me disponía a dormir la noche lo más velozmente posible, para llegar así cuanto antes a la mañana mañanuela del catorce.
Y llegó!!
CAPITULO 1
PRIMER PUNTO DE ENCUENTRO: VILAFRANCA
Aquella mañana me levanté a eso de las cinco y veinticinco –poco más o menos-, saltando salvajemente de la piltra… con intención de hacerme un cafelillo… para saborearlo con el pitillín, al tiempo que deseaba los buenos días en el foro.
Cafetín, cigarro… muñequito de barro, y ya tenemos media faena lista…!
Duchita… afeitadita… y a ponerse capas!! Je, je, je…
Pantalones térmicos… calcetines con calefacción… camisetas de Sherpa, para subir al Everest… capas y capas de una cebolla, que debía protegerme del infernal –y esperado- frío que pasaríamos ese fin de semana.
Y como quien no quiere la cosa… llegó la hora del primer encuentro! Así que pillé la carnaca de la nevera… -únicos bártulos que no descansaban en la burra desde la noche anterior-, y tras despedirme de mis dos tesoritos… salí de casa poniendo rumbo al parking, donde debía encontrarme con el amigo Tito.
Para así –juntos- encarar nuestras proas a Vilafranca del Penedés.
Llegué al parking… y con sincronismo británico, coincidía con nuestro Capitán de Ruta a la entrada del mismo.
Coloqué la carne en la alforja que había dejado vacía para esos menesteres… mientras el compañero guardaba su camioneta en la segunda planta. Y en pocos minutos, los motores de ambas burricas –cargadas como es menester para la ocasión- rugían feroces, calentando aceite y pistones… y preparándose para una ruta tan poco habitual, como esperada.
Y es que ellas también sabían que esa no iba a ser una ruta al uso…! Je, je, je…
Sobre todo la mía. Que por primera vez, vestía manoplas... que me había dejado el compañero Guillem.
Manoplas que habían de servir para probar si esos artilugios son aconsejables, cómodos, prácticos, y calientes… Pero yo, que el día anterior no atiné mucho en la colocación… y al dejar alguna vía de entrada de aire, no me fié del resultado… me llevé –dejando en casa los de verano- los guantes de invierno.
Craso error!
Pues claro, como comprobaría poco más tarde… la única pega de las manoplas iba a ser precisamente conducir con unos guantes demasiados gruesos… Ya que el tema “temperatura”, quedaba sobradamente aprobado con ese invento que ya utilizaban nuestros picoletos… hace cuatro y cinco décadas…!
Alrededor de la ocho de la mañana… Tito y mi menda lerenda, salíamos del parking poniendo rumbo a la capital de l’Alt Penedès.
Salimos de La Blanca Subur… pillando la C32, que empalmaría con la autovía recién estrenada –hace apenas unas semanas-, y sin llenar depósitos… llegaríamos a nuestro querido Monterrey.
Primer punto de encuentro de ésta salida… y donde debíamos encontrarnos con el compañero Pitu…!
La rutilla… tranquila. Frescota… pero sin llegar a ser ni más o menos fría que cualquiera de las anteriores salidas.
Pero lo suficiente –eso sí- para notar la diferencia abismal que hay entre llevar o no llevar manoplas… Pues –aunque con mis guantes rara vez se me congelan las patas delanteras-, con el bienhallado artilugio… me sudaban!
Y eso es un hecho que confirmó el amigo Pedro, cuando al saludarle efusivamente a nuestra llegada a la Sede… exclamó:
- “Tu traes las manos calientes!”
Y bueno… sin voluntad de adelantar acontecimientos en este relato… diré que no tardaríamos mucho en comprobar que las manoplas no sólo son aconsejables… sino que mis compañeros de ruta acabaron emulándome, pillándose unas –cada uno- en Martorell.
Pedimos los acostumbrados cafelotes… y tras libar frugalmente mi carajillote de ron, me salí a la calle a echar un pitillo mientras esperábamos la llegada del tercer compañero de ruta. Cigarrillo que me fumé al frescote mañanero, porque yo, que soy de al lao de Bilbao –a seiscientos kilómetros- me dejé la chupa dentro…
Y en ese momento –por si no teníamos claro que iba a hacer frío-, me llamaba K-RloteS. Que desde Castellbisbal… me comunicaba que allí el termómetro marcaba cuatro grados negativos! Y que para mear… era menester sentarse por no mojar los pantalones… je, je, je…
Qué feliz noticia!
Por fin íbamos a vivir una Cabra Mocha invernal de verdad…!!
Llegó el compañero Pitu, que se traía uno de esos sacos de alta montaña… que ya pueden caer chuzos de punta, ya… Que uno –ahí dentro- ni se entera…
Cafeteó… Charlamos un ratillo… Y cuando se acercaban las nueve de la mañana –hora programada para la salida oficial desde la Sede-, salimos los tres para fuera… dispuestos a poner en marcha los motores de nuestras respectivas, mientras acabábamos de acomodar las últimas capas de esa cebolla, compuesta por nuestros atuendos…
Soto cascos… guantes… bragas… soto guantes… Chupas apretadas sobre las camisetas, camisas de leñador, polares, etc. Y ya estábamos listos para atacar la primera parte de la ruta!
Arrancaba pues, oficialmente, la salida de AMICUS Moto Grupo, hacia…
…La Cabra Mocha 2012…!!!
CAPITULO 2
SEGUNDO PUNTO DE ENCUENTRO: MARTORELL
Capitaneados por el inefable Tito… salimos de la Rambla de la Girada, yendo a buscar a nuestra vieja amiga N340.
Saludamos a un grupete de moteros que se encontraban en la salida de Mare Ràfols… y encaramos -tras pisar brevemente la C15- la carretera a Sant Sadurní d’Anoia.
El grupete –aunque pequeño- ya estaba perfectamente ordenado…
Delante, nuestro Capitán. Que a lomos de su Águila negra… y armando con ge-pe-ese para la ocasión… nos guiaría a lo largo de todo el trayecto…
Detrás, nuestra Moto Escoba. Que protegiéndonos, y manteniendo un grupo compacto… abriría incorporaciones, y vigilaría –junto al Capitán- que todo en el grupo marchara correctamente.
Y en el medio… un servidor! Que cumpliendo con las tareas de moto lenta… moto con paquete… y moto rápida… iría alternando entre unas y otras, frenándome aquí… acelerando allá… y en todo momento, disfrutando de uno de los placeres más básicos e indescriptibles de éste mundo motero que nos enamora:
La ruta con amigos…!!
Cruzamos tierras de Sant Sadurní… y tras recorrer gustosamente una carreterilla angostilla… encaramos hacia Masquefa. Carretera que pillamos a muy buen ritmo… bajando raudos cual relámpagos, hacia Martorell.
Llegamos así al norte del Baix Llobregat… entrando triunfantes, en la ciudad de nuestros grandes amigos:
Moto Grup El Mussols…!
Con quienes compartiríamos gran parte de la noche… y de la fiesta!!
Entramos en Martorell… y tras bajar hasta la Pça. del vi… tiramos hacia una gasolinera cercana. Y allí, encontramos al resto del grupo que nos faltaba…!
K-RloteS!!!
Que al lado de su pequeña Eliminator… nos esperaba –pitillico en mano-, para echar todos juntos el cafelote… je, je, je…
Y lo echamos!!
Pero no en el bar de la gasolinera –como ha sido siempre nuestra costumbre-, no…
Pues allí, el pasado doce de octubre, se negaron a servirnos unos bocadillos… por considerar que no era hora de pedirlos. Y teníamos que tirar de pizza, llesques, o directamente de carta.
Y me juré que si el dinero de los bocadillos no era bueno para esa GENTUZA… tampoco lo iba a ser el de los cafelotes mañaneros…
Así que fuimos a cafetear a un bar que está justo al lado… donde el pasado doce de octubre, nos pusieron unos bocadillos la mar de buenos, y donde le atienden a uno más que bien… de puta madre…!
Antes, eso sí… pitilleamos junto a nuestro amigo de Castellbisbal, comentando el tema estrella de la mañana:
La temperatura.
Comentando lo bien que habíamos ido en la ruta… y lo bien que me habían ido a mí las manoplas…
Con lo cual, después de cafetear como es debido… Por quórum, decidimos ir en busca de un garito de ropa motera, donde pudieran vendernos unas manoplas.
Saliendo del bar, tiramos –guiados por el consejo de uno de los parroquianos- un par de calles más arriba, donde encontramos el garito donde –presumiblemente- nos las venderían. Pero no fue así.
El hombre se excusó alegando que es un producto de muy poca salida… y que por eso no figuraba en su stock.
Así que regresamos a las motos, con intención de emprender la siguiente etapa de la ruta. Pero llegando a ellas… el compañero Tito sugirió ir a preguntar a una tienda de motos que había un poco más adelante. Y allí –albricias-, encontramos lo que buscábamos…!
El vendedor –Juan- nos comentó que tenía dos tipos de manoplas:
Unas semi-rígidas de la casa Givi… y otras –de las que no recuerdo la marca-, rígidas… y con un sistema innovador que nos iba a enamorar. Y así fue…
En una Vespa que tenía en exposición… colocó una pieza de plástico que se adapta y acopla al puño, y metiendo en la rígida manopla el puño y la maneta… atornilló a la manopla la pieza que acababa de acoplar al puño.
Quedando ésta –la manopla- perfectamente ajustada a la moto… y lista para su uso.
Faltando sólo fijar una goma que trae para seguridad… al espejo –por ejemplo.
El hombre -por comparar-, nos sacó también las manoplas de la casaGivi. Pero después de tamaña demostración de práctico montaje, no había comparación posible...
Y si a todo esto le sumamos, que nos ofrecía un descuento del diez por ciento… convirtiendo los cuarenta y siete euros del precio, en cuarenta y dos… Era la gota que faltaba para colmar el vaso de la decisión, que hizo que Tito, Pitu, y K-RloteS, sentenciaran finalmente:
- “Me las quedo!”
Al unísono emocionante, del que sabe que no pasará más frío en las manos…
Justo después, eso sí… de la intervención negociante del Capitán, que hizo que los cuarenta y dos perdieran el apellido, y se quedarán en cuarenta eurotes, redondos redonditos… je, je, je…
Así que los cuatro –pues yo no iba a dejar a mi pequeña solita-, nos fuimos a buscar nuestras burras… para que así –en las mismas puertas del garito- cada cual pudiera poner su juego de manoplas en el manillar.
Aunque la única moto que pasó al interior, fue la de Tito. Y en ella, pudimos ver con qué maestría colocaba Juan las manoplas… recortando el artilugio del puño, porque los de Tito están cambiados, y son más gruesos de lo común.
Y cuando ya estaba claro el método a seguir… cada cual hizo lo propio con la suya –Pitu con la ST7, K-RloteS con la Eli-, para terminar cuanto antes con el montaje de las fantásticas manoplas…
Cabe destacar que en éste punto… la intrépida Águila Negra de Tito, se plantó –cual mula en los campos- y no le salió de los cojones arrancar…
Así que mientras Pitu y K-RloteS terminaban de “vestir” los manillares de sus niñas… Tito y yo le dimos unas vueltas a su pequeña, hasta que conseguimos que sus pequeños pistones ronronearan de nuevo, ávidos de ruta y kilometraje…! Ole, ole, y ole…!! Je, je, je…
Luego ya… llenamos depósitos… y tras asegurarnos en qué dirección partir, salimos de Martorell con intención de no parar hasta la hora de comer.
Que si la cosa iba a ir como el año pasado… sería –como la última vez-, en Castellar del Vallès.
CAPITULO 3
NOS VAMOS A COMER.
La idea era salir de Martorell… y tras encarar Terrassa, cruzarla de la forma más ligera posible.
Así que capitaneados por Tito… salimos K-RloteS, mi menda, y Pitu… en búsqueda de nuevos asfaltos, por los que gastar parte de nuestro caucho…
Tiramos para Terrassa… y el cruce de la urbe fue realmente tedioso. No tanto –cabe destacar- como el del año pasado. Pues en aquella ocasión –como recordaran los apasionados lectores- tuvimos que hacerlo sorteando obras… y bajo un solete que nos calentaba las pelotas cosa mala.
Pero bueno, lo cortés no quita lo valiente… y nunca es plato de gusto –tratándose de moteros de rancio abolengo como nosotros- cruzar ciudades… sometiéndonos a semáforos, cedas, pasos cebra, y demás tocadas de polla, que no sólo coartan las ansias de ruta de nuestras niñas… sino que le desesperan a uno, bebiendo los vientos… soñando con carreteras abiertas, extensas, y repletas de emociones…
Pero las carreteras llegaron…! Vaya si llegaron!!
Casi sin darnos cuenta, salimos de Égara… y nos encontramos ruteando libremente, a lomos de nuestras pequeñas, poniendo rumbo a Castellar del Vallès.
No es que fuera una ruta muy larga… Y a decir verdad, por al hora que era, teníamos más hambre de papeo rico-rico, que de kilometrillos… Pero con qué gusto le da uno al gas, después de atravesar una ciudad como Terrassa…! Je, je, je…
En un periquete, nos encontrábamos entrando en Castellar del Vallès. Y aunque cualquier mono con un mapa hubiera dicho que la ruta lógica a seguir hasta Sant Sebastià de Montmajor, era tirar para Sentmenat y Caldes… nosotros -que somos así de chulos-, preferíamos dar una suculenta vueltecilla al mapa…
Y teníamos claro que nuestro siguiente destino iba a ser:
Sant Llorenç Savall.
Así que cuando vimos el cartel que indicaba la dirección a seguir para Sant Llorenç… acordamos que pararíamos a comer en el primer garito que viéramos.
Y ese… fue el acuerdo más acertado que podíamos haber hecho…!!
Porque en el primer garito que encontramos… comimos de putísima madre…!!
Fuah!! De coña… es poco. Comimos… que te cagas!!
Tanto… que es muy probable que cualquier día propongamos una salidilla en el foro, sólo por ir a almorzar a ese sitio…! Je, je, je…
El primer chirimbolo con el que nos encontramos… fue un bareto esquinero que –como no- se llamaba “La Cantonada”.
Justo en frente del cual… había un parquecillo entre bloques, donde poder aparcar las burricas holgadamente.
Entramos… juntamos dos de las mini-mesas que allí tenían… y tras pedir unas cervezotas y unas coca-colas, elegimos los bocadillotes más apetecibles de la lista. Lomo, bacon, panceta… (Alimentos moteros donde los haya…)
El tipo nos puso unas riquísimas olivas arbequinas… que volaron de la mesa en un visto y no visto! Pero nada que ver con los bocadillos…!! Riquísimos…!!! Buenísimos!!! Tanto… que el compañero Tito y yo, repetimos compartiendo un nuevo bocata…! Je, je, je…
Luego ya, el hombre hizo morros… y nos puso un platico. (Salados, como su puta madre! Pero tan güeños… que no los dejamos ni enfriar…!) Y finalmente, como en el tablón anunciaban riñones al jerez, callos, y alitas… K-RloteS preguntó al respecto… pidiendo las dos últimas raciones de alitas que quedaban, con la sana intención de compartirlas con Pitu.
Pero tan buenas estaban… y tan apetitosas olían… que allí “pecamos” los cuatro, poniéndonos hasta el culo, como el mismísimo Quico…!! Ja, ja, ja...
Y nada… pitillín en la puerta del garito, los que fumamos… cafelotes sobremeseros… y la sorpresa mayúscula, cuando pedimos la cuenta… al comprobar que repartiéndola a escote, apenas alcanzábamos a tocar once o doce eurotes por barba!
Qué buen sitio habíamos descubierto! Sí señor…!!!
CAPITULO 4
LA RUTA FINAL.
No eran más de las tres menos cuarto de la tarde, cuando subíamos de nuevo a las burricas –con el estómago lleno como una calabaza madura-, dispuestos a afrontar la que iba a ser la ruta más curvera y “durilla” de todo el trayecto.
Y es que el año pasado… la vueltecilla que dimos desde Castellar hasta el destino, fue rodando por una carreterilla en la que cabía destacar sólo dos características:
La cantidad de curvas… y la impresionante “humedad” que cubría la carretera. (Talmente como si lleváramos delante un camión cisterna con el grifo abierto…!
Pues eso… Que subimos a las niñas, montando de nuevo el grupete de ruta… y nos dispusimos a emprenderla, poniendo proa a nuestro siguiente pueblo en la lista:
Sant Llorenç Savall.
Lo primero a destacar, que la obstinada humedad reinante del año pasado… en ésta ocasión brillaba por su ausencia. Pues –aunque en algún que otro recodo podíamos encontrar “agüilla”…- la carretera se presentaba ante nosotros seca sequita secota…
Tiramos por la carreterilla… encarando curva tras curva, a un ritmo la mar de tranquilote.
Ritmo que nos permitía disfrutar del hermoso paisaje que nos ofrecen las tierras del Vallès… Y que si no fuera porque teníamos destino al que llegar, en más de cuatro rincones era para parar, montar las tiendas, y pasar la noche…!
Pasamos Sant Llorenç… y tiramos para Gallifa, atravesando idénticos parajes a velocidad y ánimos iguales. Buen ritmo… y mejores vistas…!
Aunque he de decir que para entonces… mi pierna anarca empezó a tocarme las pirindolas, con sus –acostumbras ya- “rampas ruteras”…
El músculo del muslo se me montaba cual John Wayne en su brioso corcel… y yo me retorcía del dolor sobre la burra, sin saber cómo y dónde meter la pezuña para que se aliviara el mal. Pero paró…! Pues tal como vino… se fue.
Y pude seguir ruta, sin más preocupación que seguir al grupete… disfrutando de esa rutilla de tarde, que tan a gusto nos estábamos pegando…
Pero… una vez cruzamos Gallifa y encarando para Sant Feliu de Codines… mi pierna fascista -que se sentía envidiosa de la anarca-, arrancó con calcada dolencia… montando ella también el músculo del muslamen, y provocando –si cabe- mayor dolor que la otra.
Y ahí sí que ya no pude más…
Estábamos llegando a Sant Feliu. Y empezando a cruzar el pueblo, pedí a mis compañeros –entre pitadas e intermitentes-, que paráramos. Pues la verdad… eso de martirizarse voluntariamente, no va conmigo…
Con lo cual… paradica estratégica, con pitillín charlero… y oportunidad fantástica para aliviar el bajo vientre con cuatro pedotes bien “lanzaos”. (Que como veríamos en pocas horas… esa facultad pedorrera, la ostentábamos –y disfrutábamos- todos y cada uno de los integrantes del grupo… je, je, je…)
Luego ya –como quien dice- nos quedaba “sólo” la parte final de la ruta… Pero con la experiencia de los dos primeros años, pedí a Tito que el entrar en Caldes de Montbui –que era el siguiente pueblo en nuestra caprichosa trayectoria-, aminorase la velocidad al pasar una gasolinera que aparecería a mano facha.
Salimos de Sant Feliu, con los ánimos renovados… y la ilusión por llegar, cada vez más angustiada.
Encaramos la carreterilla… que en un momento se convirtió en una carretera la mar de llana y abierta, y nos permitió subir un poco –bastante-, la media del ritmo de rodada… y en menos que canta un gallo, ya nos tenían vuestras mercedes entrando –triunfantes- en Caldes de Montbui…!!
La ruta, ya empezaba a oler a finiquitada… a pesar que todavía quedaba el tramo más “jodido”… je, je, je…
Como vaticiné, pasamos una gasolinera… y poco más adelante, temiendo pasarnos de largo, pité para que paráramos en una salida que rezaba “Caldes Centre”. Y allí, parados… se encontraban unos compañeros moteros, cuya olla cogida con pulpos sobre el depósito de una de las burras, les delataba como futuros visitantes –como nosotros- de La Cabra Mocha…
Así que les preguntamos… y nos certificaron que íbamos bien. Era cuestión de tirar recto… y en el siguiente cruce, doblar a derechas… encarando El Farell.
Última aldea que por la que pasaríamos… antes de llegar a nuestro definitivo, ansiado, y anhelado destino:
Sant Sebastià de Montmajor…!!
Comentamos con Tito la necesidad de reducir bastante el ritmillo… en previsión de sustillos como los del año pasado. Y así, atacamos con ilusión y coraje infinitos, los últimos doce kilómetros de la ruta!!
Los ocho primeros de subida… y los últimos cuatro de bajada.
Pero todos ellos, cargados de curvas, curvitas, curvotas… y curvazas…!!
En cualquier sentido…
En cualquier orientación…!
Y dejando a un lado –aunque era difícil poder descansar la vista sobre el paisaje-, unas vistas preciosas… que mostraban a las claras, la altura que estábamos ganando…
Como dije antes, la humedad impertinente del año pasado, éste año se tornó “intermitente”. Apareciendo en raras, y muy contadas ocasiones…
Pero las más de ellas, se reservaban para los últimos cuatro kilómetros de la ruta.
Los de bajada… los de las curvas… Y los del final del asfalto…!
Pero bueno… el ritmo que llevábamos nos permitía tomar cualquier imprevisto con calma y tranquilidad… y antes de que nos diéramos cuenta, pudimos empezar a adivinar entre los árboles, los primeros multicolores de las tiendas de campaña de la peña…!
Ya habíamos llegado!!
Ya estábamos en Sant Sebastià de Montmajor!!!
Ya estábamos… en La Cabra Mocha!!! Ole, ole, y ole…!!!
CONTINUARÁ...
NaClu2!!!
Y así, todo aquél que guste, ya puede ir leyendo algo de la fantástica salida que nos marcamos...
Espero que os guste...!!
La Cabra Mocha 2012. SANT SEBASTIÀ DE MONTMAJOR.
PRÓLOGO
En estos momentos –pasan cinco minutos de las doce de la noche, del sábado veinte uno de enero-, hace prácticamente una semana… me acostaba dispuesto a pasar –lo más rápidamente posible- una de las noches más largas del año.
En estos momentos… hace una semana que me acostaba ilusionado, emocionado… y con un cosquilleo en las pelotillas, que sólo lo puede provocar la agitación previa a una salida muy especial…
La Cabra Mocha!!
He tardado una semana en encontrar el momento para sentarme y posar mis torpes dedos sobre el teclado… pero por fin lo hago, dispuesto a relatar –cé por bé- los hechos que acaecieron el fin de semana del catorce al quince de enero… cuando unos cuantos de la colla nos dispusimos a vivir la tercera edición de éste especial evento que organizan los amigos de DruÏdes Moto Grup, en Sant Sebastià de Montmajor.
Un año más –y espero sinceramente no perderme nunca ninguna edición-, llegaba el que es –para mí- el evento de fin de semana más anhelado del año…!
La popular, ansiada, y venerada…
…Cabra Mocha!!!
Y éste año, después de vivir dos ediciones –digamos- suaves… por fin se esperaban temperaturas propias de una invernal de verdad! Que ya tocaba!!! Je, je, je…
Pues un frente polar se acercaba desde hacía días… y nos las prometía bien bajitas –las temperaturas-, para la noche del catorce al quince.
Así que después de preparar los calzoncillos con capucha, y los calcetines de cuello alto… me disponía a dormir la noche lo más velozmente posible, para llegar así cuanto antes a la mañana mañanuela del catorce.
Y llegó!!
CAPITULO 1
PRIMER PUNTO DE ENCUENTRO: VILAFRANCA
Aquella mañana me levanté a eso de las cinco y veinticinco –poco más o menos-, saltando salvajemente de la piltra… con intención de hacerme un cafelillo… para saborearlo con el pitillín, al tiempo que deseaba los buenos días en el foro.
Cafetín, cigarro… muñequito de barro, y ya tenemos media faena lista…!
Duchita… afeitadita… y a ponerse capas!! Je, je, je…
Pantalones térmicos… calcetines con calefacción… camisetas de Sherpa, para subir al Everest… capas y capas de una cebolla, que debía protegerme del infernal –y esperado- frío que pasaríamos ese fin de semana.
Y como quien no quiere la cosa… llegó la hora del primer encuentro! Así que pillé la carnaca de la nevera… -únicos bártulos que no descansaban en la burra desde la noche anterior-, y tras despedirme de mis dos tesoritos… salí de casa poniendo rumbo al parking, donde debía encontrarme con el amigo Tito.
Para así –juntos- encarar nuestras proas a Vilafranca del Penedés.
Llegué al parking… y con sincronismo británico, coincidía con nuestro Capitán de Ruta a la entrada del mismo.
Coloqué la carne en la alforja que había dejado vacía para esos menesteres… mientras el compañero guardaba su camioneta en la segunda planta. Y en pocos minutos, los motores de ambas burricas –cargadas como es menester para la ocasión- rugían feroces, calentando aceite y pistones… y preparándose para una ruta tan poco habitual, como esperada.
Y es que ellas también sabían que esa no iba a ser una ruta al uso…! Je, je, je…
Sobre todo la mía. Que por primera vez, vestía manoplas... que me había dejado el compañero Guillem.
Manoplas que habían de servir para probar si esos artilugios son aconsejables, cómodos, prácticos, y calientes… Pero yo, que el día anterior no atiné mucho en la colocación… y al dejar alguna vía de entrada de aire, no me fié del resultado… me llevé –dejando en casa los de verano- los guantes de invierno.
Craso error!
Pues claro, como comprobaría poco más tarde… la única pega de las manoplas iba a ser precisamente conducir con unos guantes demasiados gruesos… Ya que el tema “temperatura”, quedaba sobradamente aprobado con ese invento que ya utilizaban nuestros picoletos… hace cuatro y cinco décadas…!
Alrededor de la ocho de la mañana… Tito y mi menda lerenda, salíamos del parking poniendo rumbo a la capital de l’Alt Penedès.
Salimos de La Blanca Subur… pillando la C32, que empalmaría con la autovía recién estrenada –hace apenas unas semanas-, y sin llenar depósitos… llegaríamos a nuestro querido Monterrey.
Primer punto de encuentro de ésta salida… y donde debíamos encontrarnos con el compañero Pitu…!
La rutilla… tranquila. Frescota… pero sin llegar a ser ni más o menos fría que cualquiera de las anteriores salidas.
Pero lo suficiente –eso sí- para notar la diferencia abismal que hay entre llevar o no llevar manoplas… Pues –aunque con mis guantes rara vez se me congelan las patas delanteras-, con el bienhallado artilugio… me sudaban!
Y eso es un hecho que confirmó el amigo Pedro, cuando al saludarle efusivamente a nuestra llegada a la Sede… exclamó:
- “Tu traes las manos calientes!”
Y bueno… sin voluntad de adelantar acontecimientos en este relato… diré que no tardaríamos mucho en comprobar que las manoplas no sólo son aconsejables… sino que mis compañeros de ruta acabaron emulándome, pillándose unas –cada uno- en Martorell.
Pedimos los acostumbrados cafelotes… y tras libar frugalmente mi carajillote de ron, me salí a la calle a echar un pitillo mientras esperábamos la llegada del tercer compañero de ruta. Cigarrillo que me fumé al frescote mañanero, porque yo, que soy de al lao de Bilbao –a seiscientos kilómetros- me dejé la chupa dentro…
Y en ese momento –por si no teníamos claro que iba a hacer frío-, me llamaba K-RloteS. Que desde Castellbisbal… me comunicaba que allí el termómetro marcaba cuatro grados negativos! Y que para mear… era menester sentarse por no mojar los pantalones… je, je, je…
Qué feliz noticia!
Por fin íbamos a vivir una Cabra Mocha invernal de verdad…!!
Llegó el compañero Pitu, que se traía uno de esos sacos de alta montaña… que ya pueden caer chuzos de punta, ya… Que uno –ahí dentro- ni se entera…
Cafeteó… Charlamos un ratillo… Y cuando se acercaban las nueve de la mañana –hora programada para la salida oficial desde la Sede-, salimos los tres para fuera… dispuestos a poner en marcha los motores de nuestras respectivas, mientras acabábamos de acomodar las últimas capas de esa cebolla, compuesta por nuestros atuendos…
Soto cascos… guantes… bragas… soto guantes… Chupas apretadas sobre las camisetas, camisas de leñador, polares, etc. Y ya estábamos listos para atacar la primera parte de la ruta!
Arrancaba pues, oficialmente, la salida de AMICUS Moto Grupo, hacia…
…La Cabra Mocha 2012…!!!
CAPITULO 2
SEGUNDO PUNTO DE ENCUENTRO: MARTORELL
Capitaneados por el inefable Tito… salimos de la Rambla de la Girada, yendo a buscar a nuestra vieja amiga N340.
Saludamos a un grupete de moteros que se encontraban en la salida de Mare Ràfols… y encaramos -tras pisar brevemente la C15- la carretera a Sant Sadurní d’Anoia.
El grupete –aunque pequeño- ya estaba perfectamente ordenado…
Delante, nuestro Capitán. Que a lomos de su Águila negra… y armando con ge-pe-ese para la ocasión… nos guiaría a lo largo de todo el trayecto…
Detrás, nuestra Moto Escoba. Que protegiéndonos, y manteniendo un grupo compacto… abriría incorporaciones, y vigilaría –junto al Capitán- que todo en el grupo marchara correctamente.
Y en el medio… un servidor! Que cumpliendo con las tareas de moto lenta… moto con paquete… y moto rápida… iría alternando entre unas y otras, frenándome aquí… acelerando allá… y en todo momento, disfrutando de uno de los placeres más básicos e indescriptibles de éste mundo motero que nos enamora:
La ruta con amigos…!!
Cruzamos tierras de Sant Sadurní… y tras recorrer gustosamente una carreterilla angostilla… encaramos hacia Masquefa. Carretera que pillamos a muy buen ritmo… bajando raudos cual relámpagos, hacia Martorell.
Llegamos así al norte del Baix Llobregat… entrando triunfantes, en la ciudad de nuestros grandes amigos:
Moto Grup El Mussols…!
Con quienes compartiríamos gran parte de la noche… y de la fiesta!!
Entramos en Martorell… y tras bajar hasta la Pça. del vi… tiramos hacia una gasolinera cercana. Y allí, encontramos al resto del grupo que nos faltaba…!
K-RloteS!!!
Que al lado de su pequeña Eliminator… nos esperaba –pitillico en mano-, para echar todos juntos el cafelote… je, je, je…
Y lo echamos!!
Pero no en el bar de la gasolinera –como ha sido siempre nuestra costumbre-, no…
Pues allí, el pasado doce de octubre, se negaron a servirnos unos bocadillos… por considerar que no era hora de pedirlos. Y teníamos que tirar de pizza, llesques, o directamente de carta.
Y me juré que si el dinero de los bocadillos no era bueno para esa GENTUZA… tampoco lo iba a ser el de los cafelotes mañaneros…
Así que fuimos a cafetear a un bar que está justo al lado… donde el pasado doce de octubre, nos pusieron unos bocadillos la mar de buenos, y donde le atienden a uno más que bien… de puta madre…!
Antes, eso sí… pitilleamos junto a nuestro amigo de Castellbisbal, comentando el tema estrella de la mañana:
La temperatura.
Comentando lo bien que habíamos ido en la ruta… y lo bien que me habían ido a mí las manoplas…
Con lo cual, después de cafetear como es debido… Por quórum, decidimos ir en busca de un garito de ropa motera, donde pudieran vendernos unas manoplas.
Saliendo del bar, tiramos –guiados por el consejo de uno de los parroquianos- un par de calles más arriba, donde encontramos el garito donde –presumiblemente- nos las venderían. Pero no fue así.
El hombre se excusó alegando que es un producto de muy poca salida… y que por eso no figuraba en su stock.
Así que regresamos a las motos, con intención de emprender la siguiente etapa de la ruta. Pero llegando a ellas… el compañero Tito sugirió ir a preguntar a una tienda de motos que había un poco más adelante. Y allí –albricias-, encontramos lo que buscábamos…!
El vendedor –Juan- nos comentó que tenía dos tipos de manoplas:
Unas semi-rígidas de la casa Givi… y otras –de las que no recuerdo la marca-, rígidas… y con un sistema innovador que nos iba a enamorar. Y así fue…
En una Vespa que tenía en exposición… colocó una pieza de plástico que se adapta y acopla al puño, y metiendo en la rígida manopla el puño y la maneta… atornilló a la manopla la pieza que acababa de acoplar al puño.
Quedando ésta –la manopla- perfectamente ajustada a la moto… y lista para su uso.
Faltando sólo fijar una goma que trae para seguridad… al espejo –por ejemplo.
El hombre -por comparar-, nos sacó también las manoplas de la casaGivi. Pero después de tamaña demostración de práctico montaje, no había comparación posible...
Y si a todo esto le sumamos, que nos ofrecía un descuento del diez por ciento… convirtiendo los cuarenta y siete euros del precio, en cuarenta y dos… Era la gota que faltaba para colmar el vaso de la decisión, que hizo que Tito, Pitu, y K-RloteS, sentenciaran finalmente:
- “Me las quedo!”
Al unísono emocionante, del que sabe que no pasará más frío en las manos…
Justo después, eso sí… de la intervención negociante del Capitán, que hizo que los cuarenta y dos perdieran el apellido, y se quedarán en cuarenta eurotes, redondos redonditos… je, je, je…
Así que los cuatro –pues yo no iba a dejar a mi pequeña solita-, nos fuimos a buscar nuestras burras… para que así –en las mismas puertas del garito- cada cual pudiera poner su juego de manoplas en el manillar.
Aunque la única moto que pasó al interior, fue la de Tito. Y en ella, pudimos ver con qué maestría colocaba Juan las manoplas… recortando el artilugio del puño, porque los de Tito están cambiados, y son más gruesos de lo común.
Y cuando ya estaba claro el método a seguir… cada cual hizo lo propio con la suya –Pitu con la ST7, K-RloteS con la Eli-, para terminar cuanto antes con el montaje de las fantásticas manoplas…
Cabe destacar que en éste punto… la intrépida Águila Negra de Tito, se plantó –cual mula en los campos- y no le salió de los cojones arrancar…
Así que mientras Pitu y K-RloteS terminaban de “vestir” los manillares de sus niñas… Tito y yo le dimos unas vueltas a su pequeña, hasta que conseguimos que sus pequeños pistones ronronearan de nuevo, ávidos de ruta y kilometraje…! Ole, ole, y ole…!! Je, je, je…
Luego ya… llenamos depósitos… y tras asegurarnos en qué dirección partir, salimos de Martorell con intención de no parar hasta la hora de comer.
Que si la cosa iba a ir como el año pasado… sería –como la última vez-, en Castellar del Vallès.
CAPITULO 3
NOS VAMOS A COMER.
La idea era salir de Martorell… y tras encarar Terrassa, cruzarla de la forma más ligera posible.
Así que capitaneados por Tito… salimos K-RloteS, mi menda, y Pitu… en búsqueda de nuevos asfaltos, por los que gastar parte de nuestro caucho…
Tiramos para Terrassa… y el cruce de la urbe fue realmente tedioso. No tanto –cabe destacar- como el del año pasado. Pues en aquella ocasión –como recordaran los apasionados lectores- tuvimos que hacerlo sorteando obras… y bajo un solete que nos calentaba las pelotas cosa mala.
Pero bueno, lo cortés no quita lo valiente… y nunca es plato de gusto –tratándose de moteros de rancio abolengo como nosotros- cruzar ciudades… sometiéndonos a semáforos, cedas, pasos cebra, y demás tocadas de polla, que no sólo coartan las ansias de ruta de nuestras niñas… sino que le desesperan a uno, bebiendo los vientos… soñando con carreteras abiertas, extensas, y repletas de emociones…
Pero las carreteras llegaron…! Vaya si llegaron!!
Casi sin darnos cuenta, salimos de Égara… y nos encontramos ruteando libremente, a lomos de nuestras pequeñas, poniendo rumbo a Castellar del Vallès.
No es que fuera una ruta muy larga… Y a decir verdad, por al hora que era, teníamos más hambre de papeo rico-rico, que de kilometrillos… Pero con qué gusto le da uno al gas, después de atravesar una ciudad como Terrassa…! Je, je, je…
En un periquete, nos encontrábamos entrando en Castellar del Vallès. Y aunque cualquier mono con un mapa hubiera dicho que la ruta lógica a seguir hasta Sant Sebastià de Montmajor, era tirar para Sentmenat y Caldes… nosotros -que somos así de chulos-, preferíamos dar una suculenta vueltecilla al mapa…
Y teníamos claro que nuestro siguiente destino iba a ser:
Sant Llorenç Savall.
Así que cuando vimos el cartel que indicaba la dirección a seguir para Sant Llorenç… acordamos que pararíamos a comer en el primer garito que viéramos.
Y ese… fue el acuerdo más acertado que podíamos haber hecho…!!
Porque en el primer garito que encontramos… comimos de putísima madre…!!
Fuah!! De coña… es poco. Comimos… que te cagas!!
Tanto… que es muy probable que cualquier día propongamos una salidilla en el foro, sólo por ir a almorzar a ese sitio…! Je, je, je…
El primer chirimbolo con el que nos encontramos… fue un bareto esquinero que –como no- se llamaba “La Cantonada”.
Justo en frente del cual… había un parquecillo entre bloques, donde poder aparcar las burricas holgadamente.
Entramos… juntamos dos de las mini-mesas que allí tenían… y tras pedir unas cervezotas y unas coca-colas, elegimos los bocadillotes más apetecibles de la lista. Lomo, bacon, panceta… (Alimentos moteros donde los haya…)
El tipo nos puso unas riquísimas olivas arbequinas… que volaron de la mesa en un visto y no visto! Pero nada que ver con los bocadillos…!! Riquísimos…!!! Buenísimos!!! Tanto… que el compañero Tito y yo, repetimos compartiendo un nuevo bocata…! Je, je, je…
Luego ya, el hombre hizo morros… y nos puso un platico. (Salados, como su puta madre! Pero tan güeños… que no los dejamos ni enfriar…!) Y finalmente, como en el tablón anunciaban riñones al jerez, callos, y alitas… K-RloteS preguntó al respecto… pidiendo las dos últimas raciones de alitas que quedaban, con la sana intención de compartirlas con Pitu.
Pero tan buenas estaban… y tan apetitosas olían… que allí “pecamos” los cuatro, poniéndonos hasta el culo, como el mismísimo Quico…!! Ja, ja, ja...
Y nada… pitillín en la puerta del garito, los que fumamos… cafelotes sobremeseros… y la sorpresa mayúscula, cuando pedimos la cuenta… al comprobar que repartiéndola a escote, apenas alcanzábamos a tocar once o doce eurotes por barba!
Qué buen sitio habíamos descubierto! Sí señor…!!!
CAPITULO 4
LA RUTA FINAL.
No eran más de las tres menos cuarto de la tarde, cuando subíamos de nuevo a las burricas –con el estómago lleno como una calabaza madura-, dispuestos a afrontar la que iba a ser la ruta más curvera y “durilla” de todo el trayecto.
Y es que el año pasado… la vueltecilla que dimos desde Castellar hasta el destino, fue rodando por una carreterilla en la que cabía destacar sólo dos características:
La cantidad de curvas… y la impresionante “humedad” que cubría la carretera. (Talmente como si lleváramos delante un camión cisterna con el grifo abierto…!
Pues eso… Que subimos a las niñas, montando de nuevo el grupete de ruta… y nos dispusimos a emprenderla, poniendo proa a nuestro siguiente pueblo en la lista:
Sant Llorenç Savall.
Lo primero a destacar, que la obstinada humedad reinante del año pasado… en ésta ocasión brillaba por su ausencia. Pues –aunque en algún que otro recodo podíamos encontrar “agüilla”…- la carretera se presentaba ante nosotros seca sequita secota…
Tiramos por la carreterilla… encarando curva tras curva, a un ritmo la mar de tranquilote.
Ritmo que nos permitía disfrutar del hermoso paisaje que nos ofrecen las tierras del Vallès… Y que si no fuera porque teníamos destino al que llegar, en más de cuatro rincones era para parar, montar las tiendas, y pasar la noche…!
Pasamos Sant Llorenç… y tiramos para Gallifa, atravesando idénticos parajes a velocidad y ánimos iguales. Buen ritmo… y mejores vistas…!
Aunque he de decir que para entonces… mi pierna anarca empezó a tocarme las pirindolas, con sus –acostumbras ya- “rampas ruteras”…
El músculo del muslo se me montaba cual John Wayne en su brioso corcel… y yo me retorcía del dolor sobre la burra, sin saber cómo y dónde meter la pezuña para que se aliviara el mal. Pero paró…! Pues tal como vino… se fue.
Y pude seguir ruta, sin más preocupación que seguir al grupete… disfrutando de esa rutilla de tarde, que tan a gusto nos estábamos pegando…
Pero… una vez cruzamos Gallifa y encarando para Sant Feliu de Codines… mi pierna fascista -que se sentía envidiosa de la anarca-, arrancó con calcada dolencia… montando ella también el músculo del muslamen, y provocando –si cabe- mayor dolor que la otra.
Y ahí sí que ya no pude más…
Estábamos llegando a Sant Feliu. Y empezando a cruzar el pueblo, pedí a mis compañeros –entre pitadas e intermitentes-, que paráramos. Pues la verdad… eso de martirizarse voluntariamente, no va conmigo…
Con lo cual… paradica estratégica, con pitillín charlero… y oportunidad fantástica para aliviar el bajo vientre con cuatro pedotes bien “lanzaos”. (Que como veríamos en pocas horas… esa facultad pedorrera, la ostentábamos –y disfrutábamos- todos y cada uno de los integrantes del grupo… je, je, je…)
Luego ya –como quien dice- nos quedaba “sólo” la parte final de la ruta… Pero con la experiencia de los dos primeros años, pedí a Tito que el entrar en Caldes de Montbui –que era el siguiente pueblo en nuestra caprichosa trayectoria-, aminorase la velocidad al pasar una gasolinera que aparecería a mano facha.
Salimos de Sant Feliu, con los ánimos renovados… y la ilusión por llegar, cada vez más angustiada.
Encaramos la carreterilla… que en un momento se convirtió en una carretera la mar de llana y abierta, y nos permitió subir un poco –bastante-, la media del ritmo de rodada… y en menos que canta un gallo, ya nos tenían vuestras mercedes entrando –triunfantes- en Caldes de Montbui…!!
La ruta, ya empezaba a oler a finiquitada… a pesar que todavía quedaba el tramo más “jodido”… je, je, je…
Como vaticiné, pasamos una gasolinera… y poco más adelante, temiendo pasarnos de largo, pité para que paráramos en una salida que rezaba “Caldes Centre”. Y allí, parados… se encontraban unos compañeros moteros, cuya olla cogida con pulpos sobre el depósito de una de las burras, les delataba como futuros visitantes –como nosotros- de La Cabra Mocha…
Así que les preguntamos… y nos certificaron que íbamos bien. Era cuestión de tirar recto… y en el siguiente cruce, doblar a derechas… encarando El Farell.
Última aldea que por la que pasaríamos… antes de llegar a nuestro definitivo, ansiado, y anhelado destino:
Sant Sebastià de Montmajor…!!
Comentamos con Tito la necesidad de reducir bastante el ritmillo… en previsión de sustillos como los del año pasado. Y así, atacamos con ilusión y coraje infinitos, los últimos doce kilómetros de la ruta!!
Los ocho primeros de subida… y los últimos cuatro de bajada.
Pero todos ellos, cargados de curvas, curvitas, curvotas… y curvazas…!!
En cualquier sentido…
En cualquier orientación…!
Y dejando a un lado –aunque era difícil poder descansar la vista sobre el paisaje-, unas vistas preciosas… que mostraban a las claras, la altura que estábamos ganando…
Como dije antes, la humedad impertinente del año pasado, éste año se tornó “intermitente”. Apareciendo en raras, y muy contadas ocasiones…
Pero las más de ellas, se reservaban para los últimos cuatro kilómetros de la ruta.
Los de bajada… los de las curvas… Y los del final del asfalto…!
Pero bueno… el ritmo que llevábamos nos permitía tomar cualquier imprevisto con calma y tranquilidad… y antes de que nos diéramos cuenta, pudimos empezar a adivinar entre los árboles, los primeros multicolores de las tiendas de campaña de la peña…!
Ya habíamos llegado!!
Ya estábamos en Sant Sebastià de Montmajor!!!
Ya estábamos… en La Cabra Mocha!!! Ole, ole, y ole…!!!
CONTINUARÁ...
NaClu2!!!