Poemas chistosos...
Publicat: dt., 30 ago. 2011, 21:00
EL MARIQUITA Y LA CAÑA DE CERVEZA
En una de esas tardes de terral,
en las que el aire quema y arde el suelo,
caminaba un calé con desconsuelo
maldiciendo el estar sin un real.
Víctima de una sed casi infernal,
confía, espera y sueña con anhelo
encontrar en la calle algún canelo
que le invite a una caña. Eso es normal...
Mas viendo que el pagano no aparece,
una idea le viene a la cabeza...
y acude a un barecillo a toda prisa:
- "Chaval, dame una caña de cerveza."
El camarero duda y se estremece:
- "¿Me pagará con guita o con la Visa?"
El mozo, que en servírsela no tarda,
se va para atender a un parroquiano.
El calé hace un giro con la mano
y caza una gran mosca que se guarda.
Luego bebe la birra fresca y parda,
y con la habilidad de un cirujano...
rellena el vidrio con un pis gitano,
y añade al contenido la moscarda.
Finalmente, le grita al camarero:
- "¡Qué vergüenza, chaval! ¡Vaya guarrada!
¡Una mosca en mitad del pebetero!"
El otro va a cambiarle la cañita:
- "¡Métetela en el culo, papafrita!"
Y el gitano se va como si nada...
La historia solo acaba de empezar.
El camarero el díptero retira,
pero el caldo espumante no lo tira...
pensando en quien después pueda llegar.
Al ratito... aparece por el bar
un marica, que al guapo mozo mira
ahogado de calor. Luego respira:
- "¡Camarero! Una caña pa empesar..."
El mozo va y le da la del gitano.
El otro busca el gusto; pero en vano.
Y dice el camarero: - "Escucha, guapa,
¿quieres con la cerveza alguna tapa?"
Y el moña le contesta descompuesto:
- "¡Una poca de caca le va a esto!"
EL QUE ACERTABA EL MENÚ DE CADA DÍA
Frecuentaba una venta cada día
un tipo que, a la hora de almorzar,
con sólo su cubierto olfatear
acertaba el menú que se ofrecía.
Oliendo la cuchara, se expresaba:
"Sopa de picadillo de primero,
y sopa de tomate al modo arriero."
Y oliendo el tenedor manifestaba:
- "Chuletas o costillas de ternera
con pimientos morrones para asar,
y tostón segoviano al acueducto..."
Y, así, lo adivinaba a la primera.
Se dijo que su acierto era producto
de algún truco de magia o del azar.
Y adivinaba el postre y la bebida,
por lo que fue famoso y con razón.
Al dueño le aburrió la situación
y preparó una trampa bien urdida:
Le pidió a su mujer que se pasara
un cubierto completo por tal parte
y luego lo pusiera, con gran arte,
al cliente en la mesa que ocupara.
Y así lo hizo. Y acudió el asiduo
que empezó, como siempre, a olisquear,
mas en su olfato no encontró residuo
de condumio ni nada que yantar.
Al cabo, preguntó con gesto raro:
- "¿Desde cuándo trabaja aquí la Charo?"
NaClu2!!!
En una de esas tardes de terral,
en las que el aire quema y arde el suelo,
caminaba un calé con desconsuelo
maldiciendo el estar sin un real.
Víctima de una sed casi infernal,
confía, espera y sueña con anhelo
encontrar en la calle algún canelo
que le invite a una caña. Eso es normal...
Mas viendo que el pagano no aparece,
una idea le viene a la cabeza...
y acude a un barecillo a toda prisa:
- "Chaval, dame una caña de cerveza."
El camarero duda y se estremece:
- "¿Me pagará con guita o con la Visa?"
El mozo, que en servírsela no tarda,
se va para atender a un parroquiano.
El calé hace un giro con la mano
y caza una gran mosca que se guarda.
Luego bebe la birra fresca y parda,
y con la habilidad de un cirujano...
rellena el vidrio con un pis gitano,
y añade al contenido la moscarda.
Finalmente, le grita al camarero:
- "¡Qué vergüenza, chaval! ¡Vaya guarrada!
¡Una mosca en mitad del pebetero!"
El otro va a cambiarle la cañita:
- "¡Métetela en el culo, papafrita!"
Y el gitano se va como si nada...
La historia solo acaba de empezar.
El camarero el díptero retira,
pero el caldo espumante no lo tira...
pensando en quien después pueda llegar.
Al ratito... aparece por el bar
un marica, que al guapo mozo mira
ahogado de calor. Luego respira:
- "¡Camarero! Una caña pa empesar..."
El mozo va y le da la del gitano.
El otro busca el gusto; pero en vano.
Y dice el camarero: - "Escucha, guapa,
¿quieres con la cerveza alguna tapa?"
Y el moña le contesta descompuesto:
- "¡Una poca de caca le va a esto!"
EL QUE ACERTABA EL MENÚ DE CADA DÍA
Frecuentaba una venta cada día
un tipo que, a la hora de almorzar,
con sólo su cubierto olfatear
acertaba el menú que se ofrecía.
Oliendo la cuchara, se expresaba:
"Sopa de picadillo de primero,
y sopa de tomate al modo arriero."
Y oliendo el tenedor manifestaba:
- "Chuletas o costillas de ternera
con pimientos morrones para asar,
y tostón segoviano al acueducto..."
Y, así, lo adivinaba a la primera.
Se dijo que su acierto era producto
de algún truco de magia o del azar.
Y adivinaba el postre y la bebida,
por lo que fue famoso y con razón.
Al dueño le aburrió la situación
y preparó una trampa bien urdida:
Le pidió a su mujer que se pasara
un cubierto completo por tal parte
y luego lo pusiera, con gran arte,
al cliente en la mesa que ocupara.
Y así lo hizo. Y acudió el asiduo
que empezó, como siempre, a olisquear,
mas en su olfato no encontró residuo
de condumio ni nada que yantar.
Al cabo, preguntó con gesto raro:
- "¿Desde cuándo trabaja aquí la Charo?"
NaClu2!!!