En la aduana...
Publicat: dj., 25 oct. 2012, 07:22
Pasando una plancha de cabello por la aduana...
Una distinguida dama venía en un vuelo de Irlanda y pidió al cura que venía al lado de ella que le hiciera un favor:
- Padre, ¿puedo pedirle un favor?
- Por supuesto, hija. ¿Qué puedo hacer por ti?
- Mire, Padre, compré una finísima plancha para el cabello para llevarle de regalo a mi mamá por su cumpleaños. Viene en caja cerrada y sé que sobrepasa el valor permitido para la aduana, y tengo miedo de que me la quiten. ¿Será posible que usted la pase por la aduana por mí? Se me ocurre que quizás, debajo de su sotana...
- Me encantará servirte, hija mía, pero debo advertirte: No puedo decir una sola cosa que no sea la verdad.
- No se preocupe, Padre, con su investidura nadie se atreverá a revisarlo.
Al llegar a la revisión, la señora dejó que el padre pasara antes que ella.
Preguntó el oficial:
- Padre, ¿trae algo que declarar?
Dijo el sacerdote:
- De la cintura para arriba, no tengo nada qué declarar...
El oficial de migración pensó que era una respuesta muy extraña, así que le preguntó:
- ¿Y qué tiene que declarar de la cintura para abajo?
- Llevo un maravilloso instrumento diseñado para ser usado por las mujeres, pero que hasta este momento permanece sin estrenar...
Soltando una carcajada, dijo el oficial:
- ¡Adelante, Padre... El siguienteeeeeee......!!!!
NaCluT!!!
Una distinguida dama venía en un vuelo de Irlanda y pidió al cura que venía al lado de ella que le hiciera un favor:
- Padre, ¿puedo pedirle un favor?
- Por supuesto, hija. ¿Qué puedo hacer por ti?
- Mire, Padre, compré una finísima plancha para el cabello para llevarle de regalo a mi mamá por su cumpleaños. Viene en caja cerrada y sé que sobrepasa el valor permitido para la aduana, y tengo miedo de que me la quiten. ¿Será posible que usted la pase por la aduana por mí? Se me ocurre que quizás, debajo de su sotana...
- Me encantará servirte, hija mía, pero debo advertirte: No puedo decir una sola cosa que no sea la verdad.
- No se preocupe, Padre, con su investidura nadie se atreverá a revisarlo.
Al llegar a la revisión, la señora dejó que el padre pasara antes que ella.
Preguntó el oficial:
- Padre, ¿trae algo que declarar?
Dijo el sacerdote:
- De la cintura para arriba, no tengo nada qué declarar...
El oficial de migración pensó que era una respuesta muy extraña, así que le preguntó:
- ¿Y qué tiene que declarar de la cintura para abajo?
- Llevo un maravilloso instrumento diseñado para ser usado por las mujeres, pero que hasta este momento permanece sin estrenar...
Soltando una carcajada, dijo el oficial:
- ¡Adelante, Padre... El siguienteeeeeee......!!!!
NaCluT!!!