Un matemático pasea por el campo, sin nada que hacer, aburrido.
Encuentra a un pastor que cuida un numeroso rebaño de ovejas, y decide divertirse un poco a costa del paleto.
- Buenos días, buen pastor.
- Buenos días tenga usted...
- Solitario oficio, el de pastor, ¿no?
- Usted es la primera persona que veo en seis días.
- Estará usted muy aburrido.
- Daría cualquier cosa por un buen entretenimiento...
- Mire, le propongo un juego. Yo le adivino el número exacto de ovejas que hay en su rebaño, y si acierto, me regala usted una. ¿Qué le parece?
- Trato hecho...!
El matemático pasa su vista por encima de las cabezas del ganado, murmurando cosas, y en unos segundos anuncia:
- 586 ovejas!!
El pastor, admirado, confirma que ése es el número preciso de ovejas del rebaño.
Se cumple en efecto el trato acordado, y el matemático comienza a alejarse con la oveja escogida por él mismo.
- Espere un momento, señor... ¿Me permitirá una oportunidad de revancha?
- Hombre, naturalmente...!!
- Pues... ¿qué le parece, que si yo le acierto su profesión, me devuelva usted la oveja?
- Pues venga!
El pastor sonríe, porque sabe que ha ganado... y sentencia:
- Usted es matemático.
- ¡Caramba! Ha acertado... Pero no acierto a comprender cómo. Cualquiera con buen ojo para los números podría haber contado sus ovejas.
- Sí, sí... pero sólo un matemático hubiera sido capaz, entre 586 ovejas, de llevarse el perro...!!
NaCluT!!!