la importancia del cafe
Publicat: dg., 03 abr. 2011, 19:15
Dos leones huyeron del zoológico; en la huída cada uno partió con rumbo diferente. Uno fue a la selva y el otro al centro de la ciudad. Los buscaron por todos lados, y nadie los encontró.
Después de un mes y para sorpresa de todos, volvió el león que había huido a la selva. Regresó flaco, famélico y desaliñado. Lo llevaron de nuevo a la jaula. Pasaron ocho meses y nadie se acordó del león que había ido a la ciudad hasta que un día lo capturaron y lo llevaron al zoo. Estaba gordo, sano, desbordante de salud. Al ponerlos juntos, el león que huyó a la selva le preguntó a su colega:
¿Cómo estuviste en la ciudad tanto tiempo, y regresas tan bien de salud?
- “Yo fui a la selva, y tuve que regresar porque no encontraba nada que comer.
El otro león le explicó:
- “Me armé de coraje y me escondí en un edificio de la Junta de Andalucía. Cada día me comía a un funcionario y nadie advertía su ausencia.
¿Y por qué regresaste, se acabaron los funcionarios?
- “Nada de eso. Los funcionarios públicos nunca se acaban, pero cometí un error gravísimo. Ya me había comido a un director general, dos superintendentes, cinco adjuntos, tres coordinadores, diez asesores, doce jefes de sección, quince jefes de división, cincuenta secretarias, docenas de funcionarios, y nadie los dio por desaparecidos.
“Pero un día me comí al que servía el café,... ¡y ahí se jodió todo...!
Después de un mes y para sorpresa de todos, volvió el león que había huido a la selva. Regresó flaco, famélico y desaliñado. Lo llevaron de nuevo a la jaula. Pasaron ocho meses y nadie se acordó del león que había ido a la ciudad hasta que un día lo capturaron y lo llevaron al zoo. Estaba gordo, sano, desbordante de salud. Al ponerlos juntos, el león que huyó a la selva le preguntó a su colega:
¿Cómo estuviste en la ciudad tanto tiempo, y regresas tan bien de salud?
- “Yo fui a la selva, y tuve que regresar porque no encontraba nada que comer.
El otro león le explicó:
- “Me armé de coraje y me escondí en un edificio de la Junta de Andalucía. Cada día me comía a un funcionario y nadie advertía su ausencia.
¿Y por qué regresaste, se acabaron los funcionarios?
- “Nada de eso. Los funcionarios públicos nunca se acaban, pero cometí un error gravísimo. Ya me había comido a un director general, dos superintendentes, cinco adjuntos, tres coordinadores, diez asesores, doce jefes de sección, quince jefes de división, cincuenta secretarias, docenas de funcionarios, y nadie los dio por desaparecidos.
“Pero un día me comí al que servía el café,... ¡y ahí se jodió todo...!