LA TIERRA AL BORDE DEL COLAPSO
Publicat: dc., 20 juny 2012, 14:00
¿Alarmismo...?
La Tierra al borde del colapso
Según un estudio la mala administración de los recursos naturales y el crecimiento de la población están colocando a la biosfera terrestre cerca de un punto de no retorno a partir del cual la supervivencia de la humanidad estaría en peligro.
De entre las cosas que no se hacen del todo bien en NeoFronteras está el cubrir todas las noticias importantes sobre medio ambiente y cambio climático. Si así se hiciera se haría una mejor labor social y se contribuiría a concienciar a la población. De este modo quizás se podría ayudar a evitar un desastre. Lo malo es que entonces no se cubriría ninguna otra noticia.
El resultado que vamos ahora a relatar se basa en un trabajo científico serio, y no en una histeria apocalíptica. El estudio ha sido publicado en Nature y ha sido realizado por un grupo de 22 prestigiosos científicos. Es un llamamiento más para salvar al mundo de una destrucción segura producida por nuestras propias acciones.
Según este grupo de científicos la superpoblación, la destrucción del mundo natural, la contaminación, la pérdida de habitats y el cambio climático están poniendo a los ecosistemas terrestres en tal situación que la biosfera sufrirá un cambio irreversible. Ésta cruzará un punto de no retorno a partir del cual las consecuencias serán destructivas. Estos cambios irreversibles alterarán las condiciones estables en las que se desarrolló y floreció la civilización humana. La cuestión no es si hay o no punto de no retorno, sino lo cerca o lejos que estamos de él.
La presión que estamos ahora ejerciendo es mayor que la ejercida por las fuerzas naturales que, por ejemplo, provocaron el fin la última glaciación hace 11.700 años, un momento en el que muchos grandes mamíferos desaparecieron.
Anthony Barnosky, profesor en la Universidad de Berkeley y líder del estudio, dice que el mundo que salga más allá de ese punto de no retorno será un mundo muy distinto desde el punto de vista biológico. “Los datos sugieren que habrá una reducción de la biodiversidad y un impacto severo sobre los sistemas que permiten mantener nuestra calidad de vida, incluyendo la pesca, la agricultura, la producción forestal y el agua potable. Esto podría pasar en unas pocas generaciones”, añade.
En el estudio estos científicos comparan el impacto biológico de los cambios globales sucedidos en el pasado con los procesos que están sucediendo hoy en día para así calcular lo que nos depara el futuro. Se analizan siete cambios globales importantes acaecidos en el pasado, desde el fin de la última era glaciar, pasando por las cinco extinciones masivas del pasado, hasta la explosión del Cámbrico.
Según el estudio, en la biosfera terrestre desaparecerán muchas especies de plantas y animales y se producirán nuevas mezclas con las especies que queden. Además, habrá grandes perturbaciones sobre dónde y cuándo podremos cultivar nuestros alimentos.
En el artículo los científicos describen la urgente necesidad de hacer modelos mejores que estén basados en una compresión detallada de cómo la biosfera reaccionó en el pasado distante a cambios rápidos en las condiciones, incluyendo el clima y el crecimiento de la población.
Los autores del artículo discuten que, pese a que ha habido muchas señales de alarma, nadie sabe lo cerca que está la Tierra del punto de no retorno o si es ya inevitable que lo alcancemos. Piden que se haga una investigación urgente centrada en la los signos tempranos de alarma que denoten una transición global.
Según Barnosky la causa última de todo el problema es el crecimiento de la población humana y los recursos que cada uno de nosotros consume.
Hay signos de que los cambios no lineales complejos ya se están dando en varias partes del mundo, como una mayor incidencia de la malaria en áreas que ya han cruzado el umbral de temperatura que permite a los mosquitos portadores de la enfermedad sobrevivir. Según la coautora Elizabeth Hadly, de la Universidad de Stanford, ya se han sobrepasado los puntos de no retorno en algunas regiones del globo, como en el Himalaya. “He visto cómo algunas familias peleaban a machete por unos trozos de madera, madera que se emplearía esa misma tarde para preparar la cena”, dice.
Los autores señalan que los ecosistemas en los que se muestra una alteración entre el 50% y el 90% del área total, el ecosistema al completo ha pasado por un punto de no retorno hacia un estado distinto al original en términos de mezcla de especies e interacción entre ellas acompañado de pérdida de biodiversidad.
En la actualidad, con 7000 millones de habitantes, el 43% del la tierra firme de nuestro planeta ha sido convertida en terreno agrícola o urbano. Para 2045 se espera que haya 9000 millones de habitantes y la tendencia indica que la mitad de la tierra firme ya habrá sido alterada para 2025. Esto, según Barnosky colocará a la Tierra muy cerca del punto de no retorno. Sostiene que si queremos evitar un desastre nos alejemos de esa marca del 50% de uso de la tierra.
Según los expertos se necesita mejorar urgentemente la cooperación mundial, reducir el crecimiento de la población, disminuir el consumo per capita, reemplazar el uso de combustibles fósiles y desarrollar una producción más eficiente de la comida y un mejor reparto de la misma sin que se use más terreno. También abogan por una mejor administración de las regiones marítimas y terrestres que no han sido aún alteradas en exceso por los humanos y que constituyen las reservas de biodiversidad del planeta.
Un estudio de 2009 ya alertaba sobre los umbrales que el planeta está cruzando y que no se deberían cruzar si queremos que se siga manteniendo la vida.
Pero el panorama no parece alentador. De entre las 90 metas medioambientales examinadas en el congreso internacional de Río de Janeiro organizado por las Naciones Unidas sólo se ha tenido cierto éxito en cuatro de ellas. Sobre el cambio climático, por ejemplo, no se ha efectuado ningún avance.
Barnosky usa una metáfora de un barco sobre el que controlamos su timón y con el podemos tomar el curso que evite o no llegar a ese punto de no retorno. “Mi filosofía es que queremos mantener la Tierra, nuestro soporte vital, al menos tan sana como está hoy en día en términos de mantener la humanidad, y pronosticar cuándo vamos en direcciones en las que se reduciría nuestra calidad de vida para así evitarlo”, añade.
“Mi visión que la humanidad está en un cruce de caminos en donde tenemos que tomar una decisión”. Según este investigador sabemos las consecuencias que tendría tomar el camino habitual que estamos siguiendo. Si decidimos seguir como hasta ahora para ver qué pasa veremos como la calidad de vida de nuestros hijos y nietos se degrada. Si elegimos el otro camino la humanidad podría sobrevivir.
La Tierra al borde del colapso
Según un estudio la mala administración de los recursos naturales y el crecimiento de la población están colocando a la biosfera terrestre cerca de un punto de no retorno a partir del cual la supervivencia de la humanidad estaría en peligro.
De entre las cosas que no se hacen del todo bien en NeoFronteras está el cubrir todas las noticias importantes sobre medio ambiente y cambio climático. Si así se hiciera se haría una mejor labor social y se contribuiría a concienciar a la población. De este modo quizás se podría ayudar a evitar un desastre. Lo malo es que entonces no se cubriría ninguna otra noticia.
El resultado que vamos ahora a relatar se basa en un trabajo científico serio, y no en una histeria apocalíptica. El estudio ha sido publicado en Nature y ha sido realizado por un grupo de 22 prestigiosos científicos. Es un llamamiento más para salvar al mundo de una destrucción segura producida por nuestras propias acciones.
Según este grupo de científicos la superpoblación, la destrucción del mundo natural, la contaminación, la pérdida de habitats y el cambio climático están poniendo a los ecosistemas terrestres en tal situación que la biosfera sufrirá un cambio irreversible. Ésta cruzará un punto de no retorno a partir del cual las consecuencias serán destructivas. Estos cambios irreversibles alterarán las condiciones estables en las que se desarrolló y floreció la civilización humana. La cuestión no es si hay o no punto de no retorno, sino lo cerca o lejos que estamos de él.
La presión que estamos ahora ejerciendo es mayor que la ejercida por las fuerzas naturales que, por ejemplo, provocaron el fin la última glaciación hace 11.700 años, un momento en el que muchos grandes mamíferos desaparecieron.
Anthony Barnosky, profesor en la Universidad de Berkeley y líder del estudio, dice que el mundo que salga más allá de ese punto de no retorno será un mundo muy distinto desde el punto de vista biológico. “Los datos sugieren que habrá una reducción de la biodiversidad y un impacto severo sobre los sistemas que permiten mantener nuestra calidad de vida, incluyendo la pesca, la agricultura, la producción forestal y el agua potable. Esto podría pasar en unas pocas generaciones”, añade.
En el estudio estos científicos comparan el impacto biológico de los cambios globales sucedidos en el pasado con los procesos que están sucediendo hoy en día para así calcular lo que nos depara el futuro. Se analizan siete cambios globales importantes acaecidos en el pasado, desde el fin de la última era glaciar, pasando por las cinco extinciones masivas del pasado, hasta la explosión del Cámbrico.
Según el estudio, en la biosfera terrestre desaparecerán muchas especies de plantas y animales y se producirán nuevas mezclas con las especies que queden. Además, habrá grandes perturbaciones sobre dónde y cuándo podremos cultivar nuestros alimentos.
En el artículo los científicos describen la urgente necesidad de hacer modelos mejores que estén basados en una compresión detallada de cómo la biosfera reaccionó en el pasado distante a cambios rápidos en las condiciones, incluyendo el clima y el crecimiento de la población.
Los autores del artículo discuten que, pese a que ha habido muchas señales de alarma, nadie sabe lo cerca que está la Tierra del punto de no retorno o si es ya inevitable que lo alcancemos. Piden que se haga una investigación urgente centrada en la los signos tempranos de alarma que denoten una transición global.
Según Barnosky la causa última de todo el problema es el crecimiento de la población humana y los recursos que cada uno de nosotros consume.
Hay signos de que los cambios no lineales complejos ya se están dando en varias partes del mundo, como una mayor incidencia de la malaria en áreas que ya han cruzado el umbral de temperatura que permite a los mosquitos portadores de la enfermedad sobrevivir. Según la coautora Elizabeth Hadly, de la Universidad de Stanford, ya se han sobrepasado los puntos de no retorno en algunas regiones del globo, como en el Himalaya. “He visto cómo algunas familias peleaban a machete por unos trozos de madera, madera que se emplearía esa misma tarde para preparar la cena”, dice.
Los autores señalan que los ecosistemas en los que se muestra una alteración entre el 50% y el 90% del área total, el ecosistema al completo ha pasado por un punto de no retorno hacia un estado distinto al original en términos de mezcla de especies e interacción entre ellas acompañado de pérdida de biodiversidad.
En la actualidad, con 7000 millones de habitantes, el 43% del la tierra firme de nuestro planeta ha sido convertida en terreno agrícola o urbano. Para 2045 se espera que haya 9000 millones de habitantes y la tendencia indica que la mitad de la tierra firme ya habrá sido alterada para 2025. Esto, según Barnosky colocará a la Tierra muy cerca del punto de no retorno. Sostiene que si queremos evitar un desastre nos alejemos de esa marca del 50% de uso de la tierra.
Según los expertos se necesita mejorar urgentemente la cooperación mundial, reducir el crecimiento de la población, disminuir el consumo per capita, reemplazar el uso de combustibles fósiles y desarrollar una producción más eficiente de la comida y un mejor reparto de la misma sin que se use más terreno. También abogan por una mejor administración de las regiones marítimas y terrestres que no han sido aún alteradas en exceso por los humanos y que constituyen las reservas de biodiversidad del planeta.
Un estudio de 2009 ya alertaba sobre los umbrales que el planeta está cruzando y que no se deberían cruzar si queremos que se siga manteniendo la vida.
Pero el panorama no parece alentador. De entre las 90 metas medioambientales examinadas en el congreso internacional de Río de Janeiro organizado por las Naciones Unidas sólo se ha tenido cierto éxito en cuatro de ellas. Sobre el cambio climático, por ejemplo, no se ha efectuado ningún avance.
Barnosky usa una metáfora de un barco sobre el que controlamos su timón y con el podemos tomar el curso que evite o no llegar a ese punto de no retorno. “Mi filosofía es que queremos mantener la Tierra, nuestro soporte vital, al menos tan sana como está hoy en día en términos de mantener la humanidad, y pronosticar cuándo vamos en direcciones en las que se reduciría nuestra calidad de vida para así evitarlo”, añade.
“Mi visión que la humanidad está en un cruce de caminos en donde tenemos que tomar una decisión”. Según este investigador sabemos las consecuencias que tendría tomar el camino habitual que estamos siguiendo. Si decidimos seguir como hasta ahora para ver qué pasa veremos como la calidad de vida de nuestros hijos y nietos se degrada. Si elegimos el otro camino la humanidad podría sobrevivir.