Un quitamiedos español para mejorar seguridad en carreteras
Publicat: dc., 06 jul. 2011, 06:45
Un quitamiedos español para mejorar la seguridad en las carreteras
Un inventor español ha diseñado lo que él mismo denomina el "guardarraíl integral", un quitamiedos que combina la protección a los vehículos con la seguridad de los motoristas, que llevan años reclamando un cambio de sistema por las nefastas consecuencias que para ellos tiene una caída en carretera que acabe con una colisión contra uno de estos dispositivos.
Y es que, en el argot popular motero, los guardarraíles se conocen como "guillotinas", ya que tienden a causar graves lesiones y amputaciones a los motoristas en caídas que, de otro modo, serían poco significativas.
Gregorio Pérez, el inventor del guardarraíl integral, es empresario de transporte de profesión y "motero por afición" y sus muchos kilómetros en carretera le convencieron de que "la problemática de los quitamiedos es que están diseñadas para los coches, pero para las motocicletas son perjudiciales tal y como están instalados en las carreteras españolas".
Más seguridad
El guardarraíl integral es un quitamiedos que mide 73 centímetros de altura, en lugar de los 31 habituales, y que acaba en forma curva para evitar que el borde se convierta en un elemento peligroso para los motoristas que chocan contra él.
"El principio es muy simple, triplicar las dimensiones, así, se produce el choque pero se evita que el motorista pase por debajo o por encima y además de chocar se corte con los bordes superior o inferior", explica su inventor.
A la hora de diseñar su alternativa al quitamiedos tradicional, Pérez ha tenido muy en cuenta el coste de la infraestructura, con el objetivo de ofrecer una alternativa rentable y eficaz a las autoridades encargadas del mantenimiento y conservación de las carreteras. "Al final sale casi al mismo precio que los quitamiedos actuales, pero con más del doble de protección en altura", argumenta Gregorio Pérez.
Más ventajas
Además, Pérez destaca que al ampliar las dimensiones, se frena al mismo tiempo el viento lateral, lo que no solo evita accidentes, sino que también contribuye a ahorrar combustible, disminuye el desgaste de los neumáticos y reduce el cansancio del conductor.
El quitamiedos integral español causó gran expectación en el Salón de los Inventos de Ginegra, donde Gregorio Pérez tuvo la oportunidad de entrevistarse con varios interesados.
El único trámite que le resta a este invento para convertirse en una realidad es la homologación, un proceso que Pérez prevé largo ya que resulta muy costoso financiar las distintas pruebas a las que debe someterse. Por eso, este inventor no descarta buscar e incorporar un "socio capitalista" a su proyecto.
Un inventor español ha diseñado lo que él mismo denomina el "guardarraíl integral", un quitamiedos que combina la protección a los vehículos con la seguridad de los motoristas, que llevan años reclamando un cambio de sistema por las nefastas consecuencias que para ellos tiene una caída en carretera que acabe con una colisión contra uno de estos dispositivos.
Y es que, en el argot popular motero, los guardarraíles se conocen como "guillotinas", ya que tienden a causar graves lesiones y amputaciones a los motoristas en caídas que, de otro modo, serían poco significativas.
Gregorio Pérez, el inventor del guardarraíl integral, es empresario de transporte de profesión y "motero por afición" y sus muchos kilómetros en carretera le convencieron de que "la problemática de los quitamiedos es que están diseñadas para los coches, pero para las motocicletas son perjudiciales tal y como están instalados en las carreteras españolas".
Más seguridad
El guardarraíl integral es un quitamiedos que mide 73 centímetros de altura, en lugar de los 31 habituales, y que acaba en forma curva para evitar que el borde se convierta en un elemento peligroso para los motoristas que chocan contra él.
"El principio es muy simple, triplicar las dimensiones, así, se produce el choque pero se evita que el motorista pase por debajo o por encima y además de chocar se corte con los bordes superior o inferior", explica su inventor.
A la hora de diseñar su alternativa al quitamiedos tradicional, Pérez ha tenido muy en cuenta el coste de la infraestructura, con el objetivo de ofrecer una alternativa rentable y eficaz a las autoridades encargadas del mantenimiento y conservación de las carreteras. "Al final sale casi al mismo precio que los quitamiedos actuales, pero con más del doble de protección en altura", argumenta Gregorio Pérez.
Más ventajas
Además, Pérez destaca que al ampliar las dimensiones, se frena al mismo tiempo el viento lateral, lo que no solo evita accidentes, sino que también contribuye a ahorrar combustible, disminuye el desgaste de los neumáticos y reduce el cansancio del conductor.
El quitamiedos integral español causó gran expectación en el Salón de los Inventos de Ginegra, donde Gregorio Pérez tuvo la oportunidad de entrevistarse con varios interesados.
El único trámite que le resta a este invento para convertirse en una realidad es la homologación, un proceso que Pérez prevé largo ya que resulta muy costoso financiar las distintas pruebas a las que debe someterse. Por eso, este inventor no descarta buscar e incorporar un "socio capitalista" a su proyecto.