- Perdóneme padre, porque he pecado.
- Dime hijo, libera tus pecados.
- Verá padre, el lunes estaba en la casa de mi novia, ella sola, yo solo, la casa sola... ¡Padre, pequé!
- Bueno hijo, no te preocupes. Eso es natural en jóvenes como tú y tu novia. No es un pecado grande, así que con que reces un par de rosarios el Señor te perdonará.
- Ya padre, pero es que esto no acaba aquí. El martes estaba en la casa de mi novia y estaba la madre de mi novia y bueno, ella sola, yo solo, la casa sola... ¡Padre, pequé!
- ¡Vaya hijo! Esto ya es más grave. ¡Tienes que aguantar esos impulsos! Reza 10 rosarios y 5 padresnuestros para recibir el perdón.
- Pero padre, es que hay más... El miércoles estaba en la casa de mi novia y estaba su tía. Y bueno, ella sola, yo solo, la casa sola... ¡Padre, pequé!
El cura ya estaba flipando:
- ¡Pero hijo! ¡Esto es demasiado! Reza 40 rosarios, 10 padresnuestros y 2 avemarías.
- Sí, sí, lo rezaré todo, pero padre... Es que el jueves estaba en la casa de mi novia y allí estaba su abuelita. Ella sola, yo solo, la casa sola. ¡Padre, pequé!
De pronto, se oyó como una ráfaga de aire y un silencio absoluto se apoderó de la iglesia.
Al ver que el padre no contestaba, el joven fue a buscarlo. Miró y remiró por todas las capillas, por la sacristía, en la torre, en el púlpito... Al final lo encontró, escondido detrás del retablo mayor.
- Pero padre, ¿qué hace usted ahí...?
- Hijo, hoy es viernes, yo estoy solo, tu estás solo, la iglesia está sola... ¡no quiero que peques más!!!!
NaCluT!!!
