La señora, medio dormida en su cama, escucha cuando llega su marido del trabajo y siente como él la acaricia suavemente, casi de manera furtiva, como recorriendo suavemente la periferia de su cuerpo.
Ella siente cómo su cuerpo reacciona inmediatamente a las caricias.
El marido toma sus manos y las recoge, mete una de sus manos por su espalda y llega atrevidamente hasta sus redondeces.
En este momento, la señora está que arde, jadeante y deseosa. Entonces, sus piernas son abruptamente levantadas. La mujer siente que la pasión perdida por años ha regresado y le encanta sentir cómo su hombre apoya sobre ella todo su peso.
La enerva sentir en su nuca el aliento calido de su marido.
Ella se prepara, levanta las caderas; separa y flexiona sus piernas y se dispone a ser tomada, cuando de pronto su marido suelta sus piernas, gira sobre sí mismo... y se acomoda en su lado de la cama.
La mujer, asombrada y respirando hondamente pregunta:
- "¿Qué pasó?"
Él responde:
- "Ya."
- "¿Ya qué, grandísimo cabrón?"
- "Ya duérmete, mi cielo... Ya encontré el control remoto..."
NaClu2!!!