La campana que "lucía" hasta hoy Guillermina, y que -pobre- había perdido el badajo y no sonaba... me la regaló -hace un puñado de años, el amigo Falcó.
Lamentablemente... el paso y peso de los años, han hecho mella en ella. Y de ahí que mi adorada Anna me regalara otra el domingo pasado...!
"Regaló", eh...? Pues es condición sine qua non para que funcione... que la campana sea regalada.
Así que desde ésta tarde... la campanita suena -como antaño- en los bajos más oscuros de mi pequeña...
Si os apetece leer -o releer- su maravillosa leyenda-... aquí os dejo un
NaCluT!!!