Eran dos pescadores, hermanos gemelos... uno soltero y el otro casado.
El soltero tenía una lancha de pesca, ya vieja, que era la herramienta con la que lograba su sustento.
Un día, muere la esposa del hermano casado y, como las desgracias no vienen solas, la lancha del hermano soltero se va al fondo del mar...
Una viejecita del pueblo -muy amable ella- va a darle el pésame al viudo. Pero confunde a los gemelos y se dirige al que ha perdido la lancha.
- Recién me enteré. Qué pérdida enorme!! Debe ser terrible para ti...
- Sí... estoy destrozado. Pero es preciso enfrentar la realidad... Debo reconocer que estaba ya muy vieja.
La raja de delante estaba tan grande que ya no había con qué llenarla, y el agujero de atrás se
agrandaba más cada vez que la usaba.
Además estaba deformada del medio... y no se le podía quitar el olor a pescado.
La parte de atrás estaba bastante caída y las curvas de delante casi habían desaparecido...
Un verdadero desastre, el paso de los años...!!
Pero aun así, me siento muy culpable. Porque se la prestaba a cuatro amigos para que se divirtieran... Les pedí que la usaran con cuidado, pero se conoce que se montaron los cuatro a la vez, y ella no aguantó...!!!
A la viejita la enterraron al día siguiente...
NaCluT!!!